Acompañando a los Reyes Magos a la casa natal (restaurada) de san Juan de Ávila en Almodóvar del Campo

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Detalle de la fachara restaurada.oretania.es · Tal día como hoy, el 6 de enero del año 1500 los Reyes Magos pasaban por todas las casas para hacer felices a sus moradores, pequeños y grandes. Aquel año hubo una vivienda donde la jornada fue particularmente simbólica y la visita de sus majestades de Oriente a Almodóvar del Campo serviría para honrar y, por analogía de su real adoración al niño Jesús quince siglos atrás, dar su bendición a una de las encarnaciones de mayor hondura y humanidad del santoral católico. La familia Ávila Gijón veía cumplido ese día el sueño de su vida matrimonial, anhelada incluso siguiendo la tradición de pedir descendencia a Santa Brígida. Venía al mundo san Juan de Ávila, doctor de la Iglesia universal.

Aquel primer año del siglo XVI la casa familiar donde nacía el hijo de Alfonso y Catalina era bien distinta a lo que hoy se puede contemplar, que es apenas un resquicio de lo que se supone era una majestuosa propiedad que ocupaba toda la manzana, algo característico entre la poca gente pudiente que poblaba el lugar por aquel entonces.

San Juan de Ávila, tras oficiar su primera misa que quiso hacer en el templo almodovareño en memoria de sus padres y sentarse en su mesa junto a una docena de paisanos pobres, decidió desprenderse del legado familiar que, por herencia, le correspondía.

Lápida que recapitula los principales hitos del santo.Los avatares del tiempo hicieron que aquella gran finca se fuera parcelando, conservándose desde mediados del siglo XVIII lo que hoy se conoce. Ya entonces se decidió mantener este testigo mudo y, particularmente, la cueva donde se entregó a Dios. Parientes descendientes vislumbraban entonces que la trayectoria vital de este sacerdote, sus obras, sus escritos, sus gestos, apuntaban a un alto reconocimiento eclesiástico. Algo que, por cierto, se seguiría demorando con el paso de décadas y centurias hasta el punto de que, antes de reabrir ya como lugar de evangelización en su memoria, habría albergado juzgados y cárcel.

Sería a partir de mediados de los años 80 del pasado siglo cuando, de la mano de los párrocos Tomás y Leopoldo, el lugar recobraría definitivamente los bríos religiosos y empezaría a emanar un primigenio aura peregrino, ya hoy asentado tras el año jubilar que en celebración a la proclamación de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia, concedía el Vaticano y que atraería a más de 20.000 personas en 2013.

La propiciada por los hermanos Lozano Rivas fue la primera remodelación moderna del lugar, que dotó de espacios dignos para las tareas de catequesis y como un centro parroquial en toda regla. La segunda llegó a raíz, precisamente, de esa proclamación doctoral y la solicitud del año jubilar efectuada por la Diócesis regida por el obispo Antonio Algora y que ya desde el lugar coordinaría el nuevo párroco llegado también para organizar tantos menesteres, Juan Carlos Torres.

Se trató del flamante oratorio, abierto en la parte posterior de la casa, la que da a la calle que lleva el nombre de la ciudad cordobesa donde falleció el maestro Ávila. Un lugar santo porque, desde la apertura del año jubilar, está también allí presente el Santísimo, ofreciendo un lugar para la meditación profunda y la comunicación más personal con Dios y siendo testigo de las peregrinaciones hasta lo más profundo de la cueva que tan decisiva fue en la vocación pastoral de san Juan de Ávila.

Las tres vidrieras que aluden a los escudos familiares y el central de los Reyes Católicos.Y la última, acometida a partir de mediados del pasado año, ha servidor para recuperar el aspecto de la fachada de 1742 y, por ende, acabar de dignificar un enclave al que acceder con solemnidad desde su entrada principal.

“Éste es el lugar de origen, el de la pertenencia, el lugar de nacimiento, […] y por lo tanto, el lugar de la elección, de la predestinación del envío de san Juan de Ávila a esta historia al mundo”, explicaba a este medio el párroco Juan Carlos Torres el mismo 20 de diciembre pasado, apenas unas horas antes de que se procediera a bendecir los trabajos de restauración efectuados en la fachada y las adecuaciones interiores que también se han realizado.

La nueva balconada, deja al descubierto el bello dintel que se trazó en origen.Un casa que, como añadía el joven sacerdote, resulta trascendental para lo que luego será ese niño tan deseado por sus padres. “Aquí configura su infancia, los sentimientos, la mente, la espiritualidad… que de alguna manera será la raíz y la base. Todos sabemos que hay una época constituyente en el ser humano que discurre entre nuestra infancia y nuestra juventud. Y de alguna manera, la estructura, la osamenta, la hace aquí. Se hará cristiano en la parroquia y tendrá la experiencia de la cueva, después de la crisis en Salamanca”. Es en esa gruta donde se pregunta por su vida y donde interpela al Señor sobre lo que ha de hacer para aprovechar su existencia.

Y ese carácter trascendental ya se quiso plasmar en su día en la fachada. La casa finalmente llegará a un primo hermano del santo, también sacerdote, “que quiere hacer una especie de fundación como hoy diríamos, para que algún día se considerara un lugar especial. Eso supone que ya existían la convicción en la familia y en el pueblo, si no de la santidad, sí al menos de lo especial que había sido Juan de Ávila”, refiere Torres.

La propiedad, tal y como hoy la conocemos, fue originalmente concebida como iglesia. “En el siglo XVIII se va a trazar su perímetro con planta de cruz latina, partiendo del eje principal de la cueva, el lugar de la oración, de donde parte el brazo derecho de esa cruz”. Además, el ábside se vislumbra para la puerta principal cuya fachada, tras la restauración en la que el balcón se ha subido medio metro, deja ahora ver el dibujo original de piedra labrada y vestigios de un óculo adornado por dos jarrones cuyos huecos y volutas renacentistas así lo atestiguan.

El conjunto conmemorativo del doctorado ha pasado al otro lado de la fachada.“Cuando la iglesia deja de construirse y pasa a manos civiles, el óculo ya no interesa y se decide hacer dos plantas, con un salón en la parte de arriba que dé a la calle. Entonces utilizan el óculo rompiéndolo por debajo y hacen un balcón; a derecha e izquierda rompen los sillares  y hacen los otros balcones. Y todo lo resuelven tapando con material de acarreo para hacer los recercados, encementando posteriormente toda la fachada y pintándola de cal”. Juan Carlos Torres explica en esos términos la transfiguración de la fachada primigenia, en la cual el balcón ya no respeta la portada de la puerta, “que probablemente arriba tendría algún signo religioso o alguna cruz o similar”.

Los trabajos que han servido ahora para deshacer el camino se prolongaron por espacio de cinco meses. Si bien físicamente la actuación daba inicio el 21 de julio de 2014, la planificación de la restauración se preparó durante mucho antes, tanto desde el punto de vista técnico como desde el punto de vista de la documentación histórica. “Conforme se fue picando fuimos descubriendo algunas de las notas históricas que estaban reflejadas en libros. A nosotros nos interesaba sacar esa traza que ha salido y el balcón se ha subido. Han aparecido los remates de las pilastras y se han rediseñado los balcones que ya no son de cajón, adaptándolos para que sirva de remate a la portada conforme al criterio del arquitecto”, Diego Álvarez de los Corrales, quien ha dirigido los trabajos ejecutados por los profesionales de la firma Hijos de Bruno González. Más arriba apareció también una piedra con una cruz grabada que, aunque deteriorada, se dejan apreciar algunos restos.

Para devolver la impronta original las tareas han consistido en picar donde se requería y en limpiar “piedra a piedra, de una manera muy pormenorizada, hasta sacar la traza original del año 1742”, refiere el párroco. “Yo siempre digo que no es la universidad de Salamanca, pero hemos hecho todo lo que hemos podido”.

Humedades
El salón parroquial presenta un aspecto saneado tras la actuación.Además de eliminar los muchos aditamentos, cementos espurios y demás material superfluo, la actuación ha servido para corregir otro problema arrastrado en la finca y muy común en tantas casas de la localidad. Se trata de la humedad, un problema a resolver “porque las paredes se nos caían y el suelo también estaba deteriorado; yo creía justo resolver este tema en lo que es el buque insignia de las peregrinaciones y de la mostración de Juan de Ávila en Almodóvar, su casa porque nació aquí”.

El principal lastre que en este sentido contribuía a agravar el problema eran las dos enormes palmeras que se plantaron justo delante de la fachada hace unos 40 año. Árboles que no sólo rompían la estética y dificultaban la limpia e inspiradora contemplación de tan monumental frontispicio, sino que eran todo “un canal acuoso permanente, que metían agua y humedad”, en palabras de Torres.

Tras la retirada de las palmeras y la eliminación de los alcorques, los canalizadores últimos de agua hasta el interior, se colocó en esta antesala exterior a la casa una base de hormigón para sellar en la medida de lo posible cualquier nuevo trasiego acuoso.

Además, ya en el interior fueron picados todos los muros de la planta baja baja retirar los elementos constructivos afectados y colocar en su lugar un producto recomendado para estos casos, traído desde Alemania y que ya fue empleado con efectividad en la restauración de la cueva y en la construcción del oratorio. “Visto al microscopio tiene estructura porosa, a modo de esponja”, explica Juan Carlos para añadir que toda esta otra actuación se ha completado con la aplicación de pintura porosa. “De manera que los paños respiran y entendemos que se han puesto todos los medios para minimizar a partir de ahora la presencia del agua”.

Las vidrieras que en el recibidor dan acceso a otra estancia reflejan los símbolos de los reconocimientos otorgados a san Juan de Ávila, doctor de la Iglesia universal.También en el exterior la reja que delimita el perímetro ha dejado de tener la mayúscula presencia que ofrecía hasta ahora y ejerce desde ahora su función de una manera muy discreta y elegante para dejar todo el protagonismo a la fachada, que ya carece de obstáculos visuales. Este enrejado, al igual que el de los balcones, aluden también al carácter calatravo de la localización almodovareña y a su pertenencia pasada a la Orden.

Y se ha cambiado de lado la placa conmemorativa del doctorado, elevándose el rótulo de bronce que reza ‘Casa natal’ y la firma característica de Juan de Ávila. El conjunto frontal se completa con un nuevo portón de acceso, robusto, de madera. Con todo, la estampa impone al visitante el sentimiento de estar en un lugar de trascendencia para el catolicismo, en el sitio donde comenzó otro ejemplo a seguir por parte de toda la humanidad.

La guinda artística pasa por la incorporación de vidrieras policromadas, que con buen criterio se han instado en sustitución de los cristales que había hasta ahora en ventanas y diferentes estancias. “Ciertamente no hemos puesto sistema ‘climalit’, sino vidrieras, originales, para darle a la casa un poco de nobleza, para embellecerla y para, de algún modo, hacer un guiño a la solera de esta familia, de los Ávila Gijón, que la tuvieron”, dice Torres.

Vidriera que alude a la epifanía del Señor, con los Reyes Magos que tanta impronta simbolizan en torno al nacimiento del santo almodovareño.Si bien ya se pueden apreciar desde el exterior en las ventanas de los balcones, es al cruzar el quicio y entrar al recibidor donde se puede percibir en todo su valor, tanto su magistral ejecución como el significado y alcance. Llama la atención particularmente este seis de enero, la composición que alude a la Epifanía de los Reyes Magos, por ser en tan significativa fecha cuando nació para la vida terrena quien ahora está en lo más alto de la vida celestial. “Ése fue el regalo que Dios le hizo a sus padres y al mundo”.

Las dos mayores vidrieras de esta estancia, que hacen las veces de ‘tabique’ para una sala contigua a modo de despacho parroquial, reproducen los dos títulos que le fueron concedidos por la Iglesia. Las otras vidrieras están, como queda dicho en las ventanas de los balcones.

Subiendo a la planta superior y accediendo al gran salón donde se celebran charlas y otras actividades de mayor afluencia, se pueden ver las que también hacen alusión origen a la familia y a su época: “En el balcón central está el escudo de los Reyes Católicos para marcar la época del nacimiento y a derecha e izquierda los escudos nobiliarios respectivos de los padres, los Ávila Gijón. Todo como referencia a la infancia”, puntualiza el titular de la parroquia.

Dejando a un lado el importante legado patrimonial que la reforma ha conllevado, cabe hablar también del intento por llenar espacios con algún enser relacionado con san Juan de Ávila. Es cierto que, como indica Torres, “de él no teníamos directamente nada, pero hemos querido y queremos que todo lo que vaya quedando en Almodóvar y que tenga que ver con él pueda estar en su casa”. Es decir, que como añadido a la función pastoral del inmueble, en el mismo se busca que también haya elementos que inspiren tanto de su figura humana como de sus enseñanzas, “algo que recoja o lo que se ha dicho de él o le que a él se le ha hecho”.

El vestíbulo interior recupera un altar conmemorativo y un lienzo de la adoración al Santísimo, que hasta ahora estaban en otros espacios religiosos de la localidad.De ahí que se haya recuperado el altar que fue regalado a la parroquia por el obispo Juan Hervás en el año 1969, con motivo de los 400 años “en un momento en que ya estaba considerado como patrón del clero español”. El presente se ubicaba primeramente “en el lugar donde dio su primera misa como sacerdote, para evocar precisamente aquel hecho”, pero como añade Juan Carlos, tras unos años en el templo parroquial, después pasó a la ermita de san Antón.

Sobre él se ha colocado el cuadro más grande de los tres que disponía la iglesia de la Asunción, en el que aparece el maestro Ávila como lo que siempre fue también en su vida, “un gran adorador del Santísimo y de la eucaristía”. Se trata de un óleo del siglo XVIII que completa en el vestíbulo interior un conjunto que, “más allá del motivo decorativo, pretende dar carisma y rostro a esta estancia de la casa”.

Y de vuelta al recibidor, cabe destacar el regalo que ha hecho para este espacio el escultor almodovareño Carlos Guerra, una talla pequeña de cuerpo entero del santo. La estancia muestra también la réplica del busto ejecutado por el mismo autor que se le dio al papa Benedicto XVI en agradecimiento a la proclamación como doctor de la Iglesia que él realizó y una lápida en la que se puede dar un repaso por los principales hitos eclesiásticos reconocidos para él. También un bello retrato en el que azulejos de cerámica hacen de noble lienzo.

Albañiles, carpinteros, eléctricos, restauradores, escultores, voluntarios,… el abanico de agradecimientos es también grande. “La parroquia continúa con su misión y así se me encomendó cuando me enviaron: convertir este espacio en lugar de referencia avilista y eso, hoy por hoy, pasa por actuaciones de este tipo para prestigiar los lugares de Almodóvar del Campo vinculados a san Juan de Ávila, a sacarles brillo para que de alguna manera puedas proponer a más gente su vista peregrina”, indica el párroco. En su visión de las cosas coincide con muchos cuando considera que todo este importante marco ha de estar “presentado con dignidad”.

Otros detalles que aluden a la figura, obra y trascendencia del también patrón del clero secular español.Por eso, además de lo referido en este reportaje hay infinidad de pequeñas cosas también introducidas en la restauración y que, sumadas, dejan el lugar como debiera haber permanecido desde su concepción original. Así, a la hora de reponer cornisas, por ejemplo, “no se ha usado material artificial, sino que se ha traído material de canteras con piedras y areniscas de la mismas características geológicas que las originales”. O clavos de bronce para la carpintería que, como tantos otros pequeños detalles, “al final dan el toque de distinción que se merece este lugar desde el plano histórico-artístico, cuidando su dimensión estética, para que quien pase aquí sienta que respira en un lugar místico, el que vio nacer y desarrollar su espiritualidad al hijo más ilustre de Almodóvar del Campo”, indica Juan Carlos que no obvia en su reflexiones a la otra gran figura de la localidad, san Juan Bautista de la Concepción.

En el momento de efectuar la entrevista para esta información, apenas horas antes del acto de bendición de las obras, quedaba pendiente de concretar el coste final de toda la actuación. No obstante, ya se barajaban los 50.000 euros, cuantía a cuya financiación contribuyen colectivos como la Hermandad de los Santos o de antiguos alumnos carmelitas, así como el propio Obispado o el Ayuntamiento. Precisamente como decía públicamente Juan Carlos Torres durante la bendición, los gestores municipales han de estar ahí en cuantas acciones se puedan seguir acometiendo porque de lo que se trata es de engrandecer el patrimonio de la localidad, algo que en este caso “no atenta contra la aconfesionalidad de las instituciones públicas”. Y, por extensión, se anima a la ciudadanía a hacer lo propio por las mismas razones.

“San Juan de Ávila es un manchego universal, es un personaje internacionalmente conocido. Desde el doctorado, sus obras se pueden encontrar ya en nueve idiomas, entre ellos el chino o el ruso. Nació aquí y hay que cuidar esa condición”, concluía el sacerdote.

Cabe recordar para finalizar que estos trabajos eran bendecidos y enseñados a toda la ciudadanía en un solemne acto que tenía lugar en la noche del 20 de diciembre y cuya crónica se puede rescatar a través de este enlace.


Montaje proyectado sobre la fachada restaurada, tras la bendición de la misma en la noche del 20 de diciembre: