La gran afluencia de público a los Jardines del Torreón satisface a las entidades participantes en la Fan Night 2016, aunque desde otros colectivos se critica la ausencia de popuestas más reivindicativas
Pablo Saiz de Quevedo · Ciudad Real Ayer, a la hora en la que el sol empezaba a declinar, los Jardines del Torreón se convirtieron en una fiesta dedicada a lo que supone ser joven, y en concreto a su aspecto más lúdico: la Fan Night, evento organizado con motivo del Día de la Juventud, en el que diversos colectivos culturales, lúdicos y deportivos se reunieron para celebrar la víspera de tan señalada jornada (oficialmente, el día 12 de agosto) y ofrecer a asistentes y curiosos de paso un rosario de actividades interesantes.
La entrada al entorno de la Fan Night la dominaba el stand de Tahúr Eventos, con una estética rockera acompañada por una banda sonora a juego, que incluía un photocall para todos los que gustaran de inmortalizar su presencia en la feria con ese ambiente de fondo. Al otro lado del parque estaba el escenario de la Guitarrada Explosiva organizada por la Escuela de Música Moderna y Explosión Local, donde se desarrolló la master class del instrumento impartida por Fabián Brujo, en la que se atrevieron a participar una decena de instrumentistas, y al que a medida que avanzaba la noche se irían subiendo los grupos Asleep, 10 Minutes y Psicodeína a ofrecer sus propios temas al público congregado.
Entre ambos puntos, los visitantes podían dejarse retratar por los pinceles de los artistas integrantes del Colectivo Kokoro, participar en las actividades de índole comiquera de la Asociación Viñeta, aprender algo más sobre las artes marciales japonesas y su influencia en los famosos combates de sables de luz de Star Wars de la mano de Nagare Dojo, jugar a juegos de mesa y pelear con armas de gomaespuma en el stand de la Asociación Laguna Estigia, o echar partidas a videojuegos de ayer y hoy con la Asociación Manchega del Videojuego Gamuza.
Sensación de éxito
Entre los colectivos participantes, la sensación de éxito fue unánime, destacando el gran número de interesados por sus actividades en la Fan Night y curiosos deseando saber más sobre su quehacer diario como asociaciones. La guitarrada y los conciertos atrajeron una audiencia creciente a medida que la noche cubría con su manto el área, pero el taller de esgrima con sables de luz no le anduvo a la zaga en cuanto a afluencia de participantes; tampoco lo hizo el área de soft combat Ide Laguna Estigia, en la que siempre había varias parejas de contendientes midiendo sus fuerzas con armas de gomaespuma y un público notable jaleando a sus favoritos.
Pese a tener como centro los Jardines del Torreón, la Fan Night se hizo extensiva a toda la ciudad gracias a la gymkana ‘El enigma de las Siete Puertas’, organizada por Tahúr Eventos, gracias a la cual más de medio centenar de cazadores de misterios recorrieron Ciudad Real en busca de los emplazamientos de las antiguas entradas de la villa y se enfrentaron a las pruebas planteadas por los guardianes de cada una de ellas.
Una “juventud infantilizada”
Con todo, la Fan Night también ha recibido críticas por parte de colectivos y personas que consideran que su programa está demasiado volcado hacia el aspecto lúdico de la juventud, dejando a un lado los temas elegidos por la Unesco para reivindicar este año en el Día de la Juventud: la erradicación de la pobreza, y el consumo y producción responsables. Alberto Muñoz, integrante del colectivo Ciudad Real Imaginaria, ha criticado desde su perfil en la red social Facebook que la Fan Night no incluyera en su programa actividades dirigidas a “fomentar esos valores de cambio y responsabilidad”. “Más parece”, agrega a continuación, “que se trata de fomentar una juventud infantilizada a la que hay que mantener entretenida jugando, que otra a la que haya que ayudar a que ponga en marcha el cambio necesario”.
Muñoz, quien critica asimismo la ausencia de colectivos juveniles que desarrollan iniciativas relacionadas con estos valores, concluye que el programa de la Fan Night “no está a la altura de las potencias transformadoras de la juventud”, y sugiere que “desvela mucho del modelo juvenil que celebran las administraciones”.
