Socuéllamos celebra el Día del Consumidor recordando la evolución histórica de los derechos del consumidor

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20170125_112843Socuéllamos · Hoy se celebra el Día Mundial del Consumidor y la Oficina Municipal de Información al Consumidor de Socuéllamos ha querido recordar a todos los socuellaminos sus derechos como consumidores. Unos derechos que están protegidos por la Constitución, que en su artículo 51 establece que los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, así como por la Ley de Defensa de Consumidores y Usuarios de 1984, que tras las diversas reformas se transformó en el Real Decreto Legislativo 1/2007.

La OMIC de Socuéllamos tramitó el pasado año 794 demandas logrando obtener un importe económico a favor de los consumidores de 24.092,65 euros. La mayor parte de estas reclamaciones tuvieron que ver con los servicios que ofrecen las compañías proveedoras de energía eléctrica, seguidas de las reclamaciones  de Servicios de Telecomunicaciones y de las reclamaciones a compañías de seguros. El tipo de reclamaciones que más está creciendo es el de los servicios bancarios, relacionados principalmente con las cláusulas suelo.

Con motivo de esta celebración, la Oficina Municipal de Información al Consumidor de Socuéllamos, dependiente de la Concejalía de Educación y Consumo, ha elaborado un manifiesto en el que repasa la evolución histórica de los derechos de los consumidores, así como el nacimiento de las oficinas de atención al consumidor, que a día de hoy forman parte de los servicios que ofrecen a sus vecinos la gran mayoría de los ayuntamientos.   

15 de marzo, día del consumidor

Hoy 15 de marzo, se celebra el Día Mundial de los Derechos del Consumidor. Días mundiales de diversos temas hay muchos, todos ellos respetables, pero sin duda este es uno de los que afecta a más ciudadanos porque, como dijo Kennedy en un discurso que planteó por primera vez este concepto, “los consumidores son el grupo económico más grande, afectado por casi cada decisión económica privada y pública. No obstante, es el único grupo importante (…) cuyas opiniones a menudo no son escuchadas”.  

Opiniones no escuchadas e intereses no defendidos suficientemente, podemos añadir. Desde entonces se ha ido reconociendo el derecho de los ciudadanos a ser consumidores de productos y servicios seguros, a ser informados, a elegir y a ser escuchados. 

Posteriormente, el 9 de abril de 1985, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó las Directrices de la ONU para la Protección de los Consumidores, declaración de derechos que hoy goza de reconocimiento internacional, ampliando el abanico de derechos y profundizando en su protección.

La legislación española también se puso al nivel de la de los países más avanzados del mundo. Ya lo estaba con anterioridad a las Directrices de la ONU, pues la Constitución de 1978 en su artículo 51 establece que los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, promoverán su información y educación y fomentarán sus organizaciones

En España, realmente, el Consumo nace con ocasión de los trágicos sucesos de 1981 con el envenenamiento masivo por la comercialización a particulares del aceite de colza industrial utilizado de forma fraudulenta, el llamado síndrome tóxico. A raíz de ello aparece la primera OMIC de España, en Albacete en 1983, y la Ley de Defensa de Consumidores y Usuarios de 1984, que tras las diversas reformas operadas por la incorporación de la normativa comunitaria se transforma en el Real Decreto Legislativo 1/2007.

Pero todo este esquema jurídico será inútil si no se materializa en hechos, si los ciudadanos no ven atendidos realmente esos derechos que se les reconoce. 

Hoy en día los intereses y los problemas a los que se enfrenta el consumidor son muy amplios y superan con mucho los de salud pública. Hoy las cláusulas bancarias abusivas (cláusula suelo, gastos, vencimientos anticipados, etc.) que afectan a millones de españoles por cuantías muy importantes, los problemas de telefonía que tantos quebraderos de cabeza han dado, los suministros de luz y gas, las garantías, el transporte aéreo con sus cancelaciones y retrasos, las auténticas estafas de las ventas domiciliarias especialmente a las personas de más edad, el comercio electrónico por vendedores no siempre responsables y así un largo etcétera, sitúan al Consumidor frente a gigantes con los que enfrentarse no es fácil.

Pero el Consumidor, y hoy hay que decirlo claramente, no está solo. Cuenta con la ayuda de las Oficinas Municipales de Información al Consumidor,  que a lo largo de España ofrecen, desde un punto de vista público, gratuito,  y  desinteresado,  no solo  el asesoramiento más completo, sino ayuda, apoyo  y una asistencia que siempre va más allá de ser una ventanilla.

Las OMIC  o más bien los empleados de las OMIC  pese a todas las dificultadas que han tenido y a pesar de los problemas legales que han sufrido,  creen firmemente en su carácter de servicio público y se esfuerzan cada día en dar el apoyo más completo para que esos derechos que tan pomposamente se han proclamado sean una realidad para todos y en todo lugar, porque la normativa de consumo no es el Real Decreto Legislativo 1/2007, sino que son todas y cada una de las cosas que constituyen los intereses de los ciudadanos.

Afortunadamente, desde hace 4 años, un movimiento espontáneo de trabajadores ha hecho que 300 oficinas hayan aunado esfuerzos y puedan afrontar con mayor formación, información y seguridad los retos de cada día. Los más beneficiados son los consumidores.

Hoy estas  oficinas  se han vuelto imprescindibles para muchos ciudadanos por la gran labor que desarrollan en la protección a los ciudadanos sobre todo ante las grandes empresas. Cierto es, que sectores como el telefónico o el energético se han dado cuenta y han creado servicios específicos que facilitan las reclamaciones en beneficio de los consumidores.  Debemos concienciarnos del beneficio de esta labor.

Hoy es un buen día para celebrar un gran motivo. Por fin los consumidores pueden ver la realidad de unos derechos que son reconocidos y defendidos porque están más protegidos, hoy cualquier ciudadano puede hacer frente a cualquier empresa sin importar el tamaño.    En la defensa de tus derechos no estás solo.