La subida de los salarios es imprescindible para una salida decente de la crisis

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Marcelino Zonrnoza · Las recetas económicas del gobierno Rajoy solo han conseguido descuartizar el empleo existente y repartirlo de manera precaria. Salarios bajos, condiciones laborales abusivas, aumento de la pobreza general y la desigualdad social son consecuencias de las políticas aplicadas.   Una vez constatado esto, toca que cada uno en su ámbito de responsabilidad ponga medidas para corregir esta deriva. A los sindicatos y a las patronales les toca una tarea fundamental: aumentar los salarios de los trabajadores a través de la negociación de los convenios. 

Es imprescindible aumentar los salarios para mejorar los niveles de vida de los trabajadores y sus familias. Pero además es necesario mejorar los salarios para mejorar la economía general del país. 

El consumo interno es uno de los puntales que debemos reforzar para salir de la crisis, y este consumo solo aumentará si los salarios de los trabajadores suben. 

Estas subidas mejorarán la economía y en consecuencia será beneficioso para los intereses empresariales. 

Todos aquellos empresarios que no se mueven en servicios esenciales deberían estar interesados en una subida global de los salarios, porque esto mejoraría su negocio. La mayoría de las empresas españolas no son de corte exportador por lo que son dependientes del consumo interior.

Hay otra postura más miope, que es intentar contraer los salarios pensando que esto mejora la productividad de sus empresas sin darse cuenta que este fenómeno a nivel general les perjudica seriamente.

Durante 2016 pudimos comprobar objetivamente cómo la salida de la crisis se estaba saldando con un reparto de la riqueza nacional aun más desigual. Los beneficios empresariales aumentaban en 9.000 millones de euros,  y la participación de los salarios respecto a la riqueza nacional disminuía en 28.000 millones de euros. Lo que significa que las empresas son cada vez más ricas y los trabajadores cada vez más pobres. Este trasvase de rentas era un objetivo de los grandes inversores cuando a través de la troika promovieron las reformas laborales de PSOE y PP.  

En este momento los sindicatos están promoviendo una subida de los salarios para 2017 de entre el 1,8 y el 3%, mientras que la patronal ha propuesto un máximo del 1,5 %.  

Si tenemos en cuenta que la inflación prevista por el gobierno para 2017 es de un 1,4%, podemos llegar a una conclusión sencilla: aplicar la propuesta empresarial supone que en el mejor supuesto los salarios se congelarían y en el peor volverían a perder poder adquisitivo. 

Así mismo, es imprescindible una subida salarial que de un alivio a nuestro maltrecho sistema de pensiones. La senda emprendida por el PP promoviendo la precarización del empleo tiene una víctima indirecta: la bajada de recursos del sistema público de pensiones, ya que los ingresos de la Seguridad Social están directamente relacionados con las cotizaciones de los salarios. Si los salarios no crecen o crecen poco, los ingresos de la seguridad social se contraen y esto unido a nuestra pirámide de población hace que nuestro sistema de pensiones esté en cuestión. 

Sin duda alguna, buscar otras fuentes de financiación es positivo pero no es una solución definitiva.  

Por todo esto, la subida salarial debería ser una estrategia de estado para una salida decente a la crisis.