Madrid · CCOO de Industria esperaba con expectación las medidas que debían tomar el nuevo ministro de Energía y su secretario de Estado. De sus comparecencias públicas se desprende que continuarán con el plan que inició y ejecutó Alberto Nadal en perfecta sintonía con el lobby eléctrico. A este sindicato le parece lamentable y patético que el nuevo ministro de Energía diga públicamente que hay que esperar a que llueva y haga viento para que baje la factura eléctrica y que afirme, tal y como lo aseguraba su antecesor, que los precios aumentan por el consumo del carbón.
Curiosamente estos días sale a la luz que el anterior secretario de Estado de Energía tenía desde el año 2015 un informe confidencial que asegura que el consumo de carbón autóctono para generar energía abarata el precio de la luz a los consumidores. CCOO de Industria ya había trasladado a los distintos gobiernos, en las comisiones de seguimiento (cuando se celebraban), que el carbón nacional es más barato que el gas y que tiene un precio estable.
El sindicato también les explicó que el carbón autóctono es indispensable como respaldo a las renovables, por lo que da flexibilidad a la gestión del sistema eléctrico, ejerce como regulador del precio en el mercado y ayuda a controlar la especulación del mineral de importación. CCOO de Industria cree que es vergonzoso ver cómo el Gobierno del PP trabaja para la industria del gas en detrimento del carbón autóctono, aunque ahora el nuevo ministro quiera lavar su imagen asegurando que va a introducir medidas para fomentar la competencia en el mercado del gas.
Preocupantes son también para este sindicato las declaraciones del nuevo secretario de Estado de Energía. Daniel Navia afirma que no convoca a la comisión de seguimiento del carbón porque no le gusta el formato. Cómo puede saberlo, se pregunta CCOO, si nunca ha asistido a ninguna de sus reuniones y si desconoce el sector del carbón y todo lo relacionado con la energía. Si la política del actual secretario de Estado es continuista con la del anterior, la movilización de los trabajadores y trabajadoras es inevitable antes de que el fin del carbón sea un hecho.