Julio Criado/oretania.es · Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real) · Lo desapacible de la tarde noche del día 3 de febrero, no arredró los ánimos de decenas de rabaneros que salieron, de nuevo, como viene siendo tradición desde hace años, en concurrida procesión por las calles del barrio que es benefactor el también considerado patrón de los laringólogos, un santo milagrero muy querido, asociado en la tradición cristiana a la sanación de los males de la garganta. Cabe recordar que hace año y medio quedaba formalmente reconocida, conforme a los cánones de la Iglesia, la Hermandad de San Blas de Argamasilla de Calatrava.
Las celebraciones arrancaban a las siete de la tarde en el templo parroquial de Nuestra Señora de la Visitación, donde la misa se oficiaba en su honor y, por eso, la imagen del santo mártir lucía en el altar, al finalizar la eucaristía se pusieron a la venta los ‘panecillos de San Blas’.
De allí, a continuación, partía en populosa procesión por las calles inmediatas y en dirección al barrio que particularmente le venera durante todo el año. En ese punto, junto a las antiguas escuelas, vecinos y amigos compartieron el calor de la hoguera de San Blas, sin olvidar aperitivos, más de 30 litros de ‘limoná’, unos 15 litros de ‘refresco’ y especialmente las sabrosas ‘caridades’ de las que se repartieron 60 docenas por los miembros de la Hermandad.
Como no podía ser menos la alcaldesa de Argamasilla de Calatrava, no quiso perderse la celebración y acompañada del concejal Jacinto Arriaga y el presidente de la Hermandad Eustaquio Solís, compartió con sus vecinos la efemérides del santo patrón del barrio.
Es evidente que cada pueblo tiene su personalidad. Todos se enorgullecen de lo que les diferencian de los demás. Sin connotación política en esta afirmación se podría decir que los vecinos se sienten nacionalistas, porque aman lo propio, sus fiestas, sus procesiones, sus santos, sus costumbres, en una palabra sus propias tradiciones.
Argamasilla de Calatrava no es diferente en este sentir, muy al contrario, se puede decir que es uno de los pueblos de nuestra provincia que más empeño está poniendo en los últimos años para que esas costumbres o tradiciones heredadas del pasado no se pierdan, labor encomiable de muchos vecinos que trabajan año tras año por recuperarlas y el mantenerlas, nos sirva de ejemplo la reciente creación de la Hermandad de San Blas y el empeño de su presidente Eustaquio Solís, en engrandecer la efeméride del barrio.
Eustaquio Solís Doctor, hermano mayor de la Hermandad, en conversación con ‘Oretania de Información Local’ y el periódico Apuntes, ha mostrado su satisfacción por la gran cantidad de personas que se han inscrito como miembros de dicha hermandad, superando ya la cincuentena. El 
deseo del hermano mayor es que el nuevo colectivo sea “grande y fuerte” gracias al apoyo de cuantas más personas mejor y a “que todo el barrio se involucre en este proyecto, de manera que seamos la hermandad grande que merece san Blas”.
Otro de los objetivos de esta hermandad, es la restauración de la imagen de su titular, algo que se va a realizar una vez finalizada la celebración, en un conocido taller de la localidad de Socuéllamos.
Una de las viejas aspiraciones del barrio es recuperar el aspecto de la plaza donde se quema la hoguera, se desea contar con la ermita que antaño allí se ubicaba en su honor y donde hoy se levantan las antiguas escuelas.
San Antón
En los días que le sigue a la Epifanía, son muchos los pueblos que conmemoran los llamados “Santos Viejos”, de este tópico en Argamasilla de Calatrava se conmemora además de san Blas, a san Antón, con la quema de una hoguera, en torno a la cual los vecinos disfrutaron de un aperitivo con chorizos, patatas y frutos secos, además de la tradicional “limoná”. También se realizó la bendición a los animales, se sacó el Santo en procesión y se rifó el guarrillo.
La fiesta de San Antón es una tradición entrañable que en Argamasilla de Calatrava se celebra con el objetivo de mantener vivas las tradiciones y que perduren entre las generaciones venideras. Los actos son organizados por los propios vecinos en colaboración con la parroquia y el ayuntamiento, que al igual que en las demás fiestas de los barrios se hace cargo de los gastos.
Según explica, en nombre de los vecinos del barrio, Antonio Ureña “No somos asociación somos un grupo de vecinos que nos gusta mantener la tradición y en los últimos años sacamos al Santo y hacemos la hoguera”. Ureña explica que en los años 80 una asociación mantenía la tradición que desapareció posteriormente, hasta hace 6 o 7 años que ha vuelto a celebrarse cada año.
La celebración se inició con la tradicional bendición de los animales, a los que se les entregó un 
número para participar en la rifa del guarrillo que, desde hace tres años, se sortea entre los participantes. Posteriormente tuvo lugar la procesión del Santo y la eucaristía.
Además, junto al templo de la Visitación de Nuestra Señora se prendió la hoguera en torno a la cual los vecinos pudieron disfrutar de frutos secos, patatillas y chorizos (Hasta 10 kilos se han comprado). Todo ello acompañado de la tradicional limoná, 30 litros.
José Antonio, encargado de elaborar la limoná, antes lo hacía su padre, explica la receta: “va por arrobas, o así me lo enseñó mi padre. Una arroba de vino blanco (16 litros), que es el que más se da en la zona, por 4 litros de agua, o menos si tuviese hielo que en esta época no le pongo, un litro de limón exprimido y otro de naranja y casi 2 kilos de azúcar por arroba”. Además se sirvieron refrescos.
Los Santos Mártires
Con esa diferenciación de los demás, se festeja a santa Julia y a san Quirico o lo que es lo mismo a los ‘Santitos’.
Los raberos siguen cumpliendo con el voto de sus antepasados cada 29 de enero, Argamasilla de Calatrava compartió el ‘Santo Voto’ con que la Hermandad de los Santos Mártires rememora el que en el siglo XIV se brindó ante santa Julita y san Quirico en ruego de protección y agradecimiento de los supervivientes de la peste negra que asoló Europa en aquellos luctuosos años. Y en esa fe renovada, los rabaneros volvieron una vez más al barrio de ‘Los Santitos’ para compartir esta tradicional comida popular compuesta de un guiso a base de patatas y bacalao.
Como es habitual, las celebraciones se iniciaron sobre las 13:00 horas de la mañana con la bendición, degustación y reparto de comida del Voto. Por la tarde, tras la misa en honor a los Santos Mártires se realizó la procesión por las calles del barrio.
Una vez finalizada la procesión se prendió la hoguera de los Santos Mártires, donde se compartió el “puñao” o “torreao” de los santos, acompañados de la típica “limoná” además de viandas asadas al calor de las ascuas.
Esta antiquísima tradición rabanera constituye un patrimonio vivo de las tradiciones de la localidad, que tiene origen en un singular culto a unos santos cuya devoción está muy presente en el norte de la península y escasa en el resto, siendo Argamasilla el pueblo más al sur que les rinde culto lo que hace pensar en la vinculación e influjo de las cañadas y la trashumancia, que traía pastores del norte a esta zona con destino al Valle de Alcudia.
Cabe señalar por último que los Votos son la conservación de una tradición secular de la localidad de la época probablemente medieval, vinculada a las Pestes Negras o pestes bubónicas que asolaron toda Europa en el siglo XIV, y las peticiones de protección ante la enfermedad a las advocaciones marianas o de los santos, que los habitantes de la época hacían, apareciendo citado en textos históricos del siglo XVI y XVIII.
Como toda fiesta esta celebración cuenta también con un componente gastronómico muy importante que se inicia con el guiso del voto, un plato de patata y bacalao humilde pero extremadamente sabroso, además del puñao que se compone de dos variantes o recetas, por un lado el “tostao” que son granos de trigo candeal y cañamón salados y tostados en una sartén y , el más típico que son pitos o almortas y garbanzos secos igualmente salados y los 
productos de la matanza que se asan en las ascuas de la hoguera.
Hay también una parte golosa, los “dulces de sartén”, con los bartulillos y rosquillos, todo ello regado por la típica “limoná”.
Este es un hecho diferenciador de Argamasilla de Calatrava que determina ese nacionalismo que anteriormente hacía referencia, sin exclusiones ni agravios comparativos, mucho menos es étnico o lingüístico y que lo único que pretende es unir sus gentes, a todos los rabaneros.
