La 1ª Carrera de Supervivencia, organizada por JBC Gimnasio en colaboración con el Ayuntamiento de Porzuna, resultó todo un éxito. Un total de 37 personas, de edades comprendidas entre los 16 y los 45 años, participaron en esta prueba recorriendo 5 kilómetros y superando más de 15 obstáculos que encontraban en su camino, como alambres de espino, muros, vallas, camino de ruedas, zanjas de barro o telas de araña, entre otros.
Jesús Manuel García, del municipio toledano de Los Yébenes, que completó el recorrido en 23 minutos y 24 segundos, y la porzuniega María Gómez, que empleó 34 minutos y 27 segundos en realizar todas las pruebas, se proclamaron campeones de esta peculiar carrera. El mejor tiempo de la categoría masculina local fue para Rodrigo Anaya, que completó el recorrido en 27 minutos y 25 segundos.
En categoría masculina absoluta, el segundo premio fue para Carlos Campos, de Malagón, mientras que el tercer premio recayó en Juan Carlos Nieto, de Madrid. Por su parte, en categoría femenina, las porzuniegas Eva Rojas y Miriam Gómez, consiguieron el segundo y tercer puesto, respectivamente.
Entre los participantes, había personas de Ciudad Real, Malagón, Torrijos, Los Yébenes, Madrid, Polán, Sonseca y otros muchos lugares, además de porzuniegos y porzuniegas que no quisieron perderse esta cita con el deporte. La carrera transcurrió sin ningún incidente y aunque se trataba de una carrera de supervivencia, durante toda la prueba predominó la deportividad y el buen ambiente, ya que los participantes se ayudaron y apoyaron entre sí. De hecho, el ganador de la categoría absoluta compartió su premio con el primer clasificado local.
El alcalde de Porzuna, Carlos Jesús Villajos, fue el encargado de entregar los premios a los vencedores, junto a responsables de la organización. Villajos ha resaltado la importancia de fomentar el ejercicio físico y la práctica deportiva y ha felicitado a la organización por esta iniciativa novedosa.
Por su parte, Javier Blanco, responsable de JBC Gimnasio, ha dado las gracias a todos los colaboradores y a las personas que ayudaron en la organización, porque “sin su esfuerzo, nada podría haber funcionado”.
La jornada finalizó con la degustación de unas migas para reponer fuerzas e intercambiar experiencias.