Oretania.es – Almodóvar del Campo (Ciudad Real) · Este sábado pasado era el de la Virgen del Carmen y Almodóvar del Campo, como cada año desde hace varias centurias, celebraba con gran devoción y alegría la fiesta de su patrona. Era el gran colofón a un ciclo de diez intensos días en los que, de la mano del padre trinitario Manuel García López, vecinos de todas las edades han tenido tiempo de reflexionar y compartir dentro y fuera del templo, una celebración plena de amor por y para esta advocación mariana.
Los actos de este año han tenido no pocos gestos, algunos ya tenían lugar en años precedentes. En todo caso, desde las hermandades de Mujeres y Hombres que dan sentido a la Cofradía de la Virgen del Carmen, han procurado con enorme éxito dar mayor visibilidad a todas las convocatorias.
La novena, como era habitual, contaba desde el día 7 con la habitual presencia masiva de feligreses. Conducidas este año desde las ocho de la tarde por un predicador que este año ya estuvo en febrero como uno de los oradores que intervino en los actos de san Juan Bautista de la Concepción, su lenguaje mundano y directo, de ágil comprensión por parte de la gente combinado con la hondura de sus reflexiones, han sido objeto de comentarios satisfactorios de una manera general y ha invitado a la meditación personal de los cristianos.
La estancia del padre Manuel ha servido para dar cobertura a una Parroquia que cuenta con no pocas obligaciones y, por eso, coincidiendo con la presencia única estas fechas de su titular, Juan Carlos Torres, quien además debe prestar servicio a los parroquianos de Argamasilla de Calatrava, el entusiasta trinitario afincado en el santuario de la Virgen de la Cabeza en Andújar (Jaén) ha llevado una intensa labor con los servicios diarios en el convento de las monjas jerónimas y en el propio templo de la Asunción. También en el homenaje que se brindó a su reformador con motivo del 455 aniversario de su nacimiento en Almodóvar del Campo, el 10 de julio.
Y de vuelta a la novena, el llamamiento para que los niños recibieran la bendición de la Virgen y les fuera impuesto el escapulario de la patrona, regalado por la Cofradía, fue todo un acontecimiento. Entre bebés y pequeños ya más talluditos, junto a mamás, papás y abuelos, fueron decenas los que se acercaron hasta los pies del altar, donde el joven sacerdote fue colocando colgantes de la Virgen del Carmen de diferentes tamaños. Era el miércoles día 13.
Al día siguiente la jornada se dedicaba a las personas enfermas y, por este motivo, hubo llamamiento para que quienes estuvieran en estas circunstancias, se acercaran hasta la iglesia que da también cobijo a la devoción por santa Teresa. Dado que, como es normal no era posible para muchos el desplazamiento, el padre Manuel tomó al Santísimo y se desplazó a no pocas viviendas de la población, trasladando la palabra del Evangelio y dando la oportunidad de confesar en este año de la Misericordia.
Fueron más de 60 visitas las que cursó este religioso, quien además tuvo el detalle de desplazarse hasta el Centro de Mayores del Jardín Municipal, que lleva el nombre del también santo natural de este enclave como es Juan de Ávila, doctor de la Iglesia. Como no podía ser de otra manera, también visitó a quienes hacen vida diaria en la Residencia ‘El Pinar’.
Y la última de las novenas, la de la víspera del día grande, la Hermandad la dedicó a los hermanos y hermanas fallecidos. Se hizo desde el altar, pero en el exterior se pudieron colocar velas dibujando la silueta de la Virgen, en otra acción que llamó grandemente la atención. Desde esa tarde ya empezaba a poblarse de ramos florales el arco que rodeaba la entrada al templo, alcanzándose en la medianoche el punto álgido de los agasajos previos a la patrona, con el canto de la Salve.
De esta manera se alcanzaba el 16 de julio, en el que se cumplió con el protocolario agasajo que Almodóvar del Campo hace cada año por su patrona. Por la mañana, con la solemne función a la que siguió la costumbre de dar el ‘puñao’ de garbanzos y ‘limoná’ y por la tarde, tras la misa vespertina, con la procesión de la imagen de la patrona, acompañada de fieles, hermanas y hermanos de sus respectivas cofradías, autoridades civiles y religiosas y un grupo de niños que esta año han compartido su primera comunión, además de la banda de la Asociación Amigos de la Música.
En un punto de su periplo urbano y bajo el ya casi plenilunio, la patrona vio recuperada sendos gestos que antaño eran habituales y que ahora se rescatan por lo sencillo y simbólico de ambos. Fue en un breve alto a su paso por la calle Arbollón, donde a pie de calle dos niños lanzaron al vuelo a dos palomas ante la imagen de la Virgen del Carmen y se le lanzaron también pétalos de rosas desde un balcón aledaño.
Un magnífico broche para una celebración patronal que cada año reúne a varios cientos de vecinos y de quienes también pasan estas fechas en la localidad, regresando desde sus habituales puntos de residencia pero sin perder el horizonte de fe en esta secular protectora de la localidad y sus gentes.