Los senderistas de Andamayor, en una mañana de niebla y sol, disfrutaron de la belleza de los paisajes en el entorno de los ríos Ojailén y Fresneda

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El grupo de senderistas de Andamayor de Argamasilla de Calatrava, posando con un impresionante fondo del valle del Ojailén

Julio Criado García

Para los componentes del grupo de senderistas del Centro de Mayores de Argamasilla de Calatrava, ‘Andamayor’, hacer senderismo entre encinas, enebros, lentisco o tamujos, con niebla en estos días en los que el sol se resiste a salir, es un verdadero placer para los sentidos. Encontrándose imágenes espectaculares que la batalla del sol contra la niebla deja en sus retinas y algunas de estas imágenes quedan inmortalizadas por el objetivo de la cámara del guía y monitor, Ángel Arias, gran conocedor de la geología, botánica, fauna e historia de las diferentes rutas organizadas por él. En esta ocasión los parajes naturales en las cercanías de la junta de los ríos Ojailén y Fresnedas.

Como si de un ritual se tratase, cada mañana que toca salir a andar con los juveniles mayores de ‘Andamayor’, cuando me calzo las botas de caminar, los calcetines apropiados, pantalón cómodo, sudadera y chaleco, además de la mochila y el bastón —regalo de mi hijo—, no puedo evitar recitar los versos de Antonio Machado, “Caminante, son tus huellas / el camino y nada más; / Caminante, no hay camino, / se hace camino al andar”. En esta ocasión voy solo, María Jesús hace labores de abuela, además de darle un descanso a los pies, algo castigados de la última andada.

En esta ocasión me recoge Ramón y Luci, para pasarnos a por Martín y Horten, que junto a los coches de Basilio y de Ángel, conformamos la caravana de tres vehículos que nos llevaran hasta el lugar de salida de nuestra nueva andada. Los otros coches se complementan con Primi, Gloria, María del Carmen, Graci, Cesarea, Bauti, Aurora y el recién incorporado Cristino, quien tendría su ‘bautizo’ senderista, al menos con nosotros, pues es un habitual de la marcha diaria.

Tras un primer trayecto en coche que, desde La Alameda y tomando el camino principal indicado con las señales de las fincas Cerro Molino y Herraderos, nos llevaría a las puertas de esta última, lugar donde quedaron los vehículos aparcados. Antes, desde los coches, se avistó un numeroso grupo de muflones del criadero que la finca La Encomienda de Peñas Blancas, situada en el término municipal de Calzada de Calatrava, tiene en las cercanías; finca esta que es de sobra conocida en el panorama nacional entre los amantes de abatir buenas piezas de “Venado, Gamo y Muflón”.

puente por el que atravesamos el río Fresnedas, recién recibidas las aguas del Ojailén

La andada

Comenzamos la marcha, de unos 12 kilómetros, por un sendero sobre lo que hubiese sido la plataforma del ferrocarril y que parte de ella fue arrastrada por una riada hace algunos años, cuyo estado actual no permite el paso de vehículos, quedando este reducido a peatones y ciclistas. En las cercanías se vislumbran las ruinas del molino de los Frailes. A poco más de un kilómetro, llegamos a un puente por el que atravesamos el río Fresnedas, recién recibidas las aguas del Ojailén, cercano a la zona protegida, de la microrreserva de los túneles del fallido proyecto de FFCC de Puertollano a Córdoba, por su importancia para los murciélagos, siendo uno de los refugios más importantes de Castilla-La Mancha.

Figuras de los senderistas de Andamayor a través de la niebla

La mañana fresca, con niebla húmeda al principio, daría paso a un espléndido día soleado que calentaría el caminar, además de lo que ya lo hacían los desniveles del camino. Llegamos a los pies de la gran subida a San Lorenzo de Calatrava, que dejamos para otra ocasión. Con unas vistas que no dejaban indiferentes a nadie, gracias a la altura por las que transcurre el camino de Calzada de Calatrava a San Lorenzo de Calatrava, vistas disfrutadas relajadamente por todos, mientras degustábamos unos ricos roscos de bizcocho, cuya receta, Cesárea, no tuvo problemas en “compartir” con todos, además de un excelente turrón de chocolate, con motivo del cumpleaños de Bauti, sin por ello menospreciar las galletas de canela que nos ofreció Ángel.

Momento de la degustación de los roscos por el cumpleaños de Bauti

Desde ese punto iniciamos el descenso, ahora sin niebla que impida la perfecta visión del paisaje, pudiendo ver en la lejanía la localidad de Mestanza, cruzamos, por camino público, los sendos portones de la finca ‘La Utrera’, sin candado, pero convenientemente cerradas. A los pies de la casa grande —o de los Belgas, según pudimos saber— monumento al muflón, con vacíos ojos mirando al infinito.

y las vacas que nos miran inquisitorias con sus grandes ojos

Nuestro caminar es lento y a veces nos detenemos para contemplar y disfrutar del Sol, del cielo, de las montañas, de los arroyos, de los pasos y con las conversaciones con los amigos… A nuestro lado barrancos, hondonadas, rocas sueltas y aire puro; no falta el rumor del agua y las vacas que nos miran inquisitorias con sus grandes ojos. En esta zona casi todo el cauce del río está cubierto de tamujares y gran cantidad de estramonio, además de tobas, cardo y otras especies vegetales.

“Caminante, son tus huellas / el camino y nada más;”

Caminando y meditando parece desnudarse el alma al transitar por este atractivo lugar. Misterio, silencio y la imaginación vuela a la soledad de la noche. Parece un lugar encantado. Las pedrizas y el roquedo espectacular, los buitres sobrevolando sus cumbres. Unas vistas majestuosas en las que destacan los imponentes paredones que ofrecen su cara desprovista de vegetación mientras el Valle de Alcudia se abre al sur. A lo lejos la Peña Horadada con un punto de contraste azul, que delata su hueco.

A lo lejos la Peña Horadada con un punto de contraste azul, que delata su hueco

Cruzamos regatos sin agua y claros con atajos. La ladera repleta de piedras, escobas, matorrales, encinares con acebuches y enebros. En el aire pocas nubes, ninguna. Otro pastizal con presencia de ganado bovino y huellas de jabalí de remover la tierra con el hocico y los colmillos. Caballos y algún que otro burro en rediles.

De regreso, debido a lo avanzado de la hora y el esfuerzo realizado, la conversación se encamina por derroteros gastronómicos, con pasadas batallas de buenas migas con cuchara en ristre y buena provisión de vinos o lances victoriosos de perdiz con habichuela. De una manera u otra, mientras el todoterreno de Ramón devora kilómetros, mi mente se abstrae en el plato de lentejas que me espera en casa.

Ferrocarril Puertollano-Córdoba

Esta nueva ruta es continuación de las anteriores realizadas para conocer el proyecto de FFCC de Puertollano a Córdoba, del que se observan todavía algunas obras siguiendo el curso del río Ojailén primero y el del Fresneda después, cabe recordar que en el año 1880, la Compañía de Ferrocarril de Madrid a Ciudad Real y Badajoz consigue la concesión para construir un ferrocarril entre Puertollano (Ciudad Real) y Marmolejo (Jaén), siguiendo los cauces de los ríos Ojailén, Fresneda y Jándula, atravesando Sierra Morena. Con la llegada de la Guerra Civil, se paralizan las obras, reanudándose después de la contienda a bajo ritmo, sin que prácticamente se llegara a trabajar en el tramo más accidentado, en Sierra Morena. Con el abandono anticipado de las obras, no se llegó a construir ninguno de los edificios de las estaciones intermedias (El Villar, Villanueva de San Carlos, Mestanza, El Hoyo, Contadero, La Lancha, Nuestra Señora de la Cabeza y Andújar); ni tampoco a tender balasto, traviesas o carril. Tampoco se finalizaron los puentes o viaductos de la línea, pese a que, en algún caso, sí se llegaron a montar algunas estructuras de sus bases.

Río Fresneda

No cabe duda que es un río un tanto desconocido, aunque en su recorrido existe un Embalse y dispone de dos afluentes. Discurre por la provincia de Ciudad Real y de Córdoba.

Nace en la Sierra de San Andrés a unos 1.064 metros de altitud al suroeste de Viso del Marqués y al este de Robledo. Termina su recorrido a una altitud de 574 metros y su longitud aproximada es de unos 85 kilómetros. Su desembocadura se forma por unión con el río Montoro que en su fusión forman el río Jándula, ya en la provincia de Córdoba.

 Su recorrido es claramente divergente pues desde su nacimiento se dirige al este hasta el Embalse de Fresneda, para dirigirse al noroeste y al llegar al antiguo Embalse de Fresneda, en el kilómetro 46,5 de la carretera CM-4111 se dirige hacia el oeste hasta llegar al barranco de La Parrilla en el kilómetro 4,5  de la carretera CR-P-5041 donde modifica su sentido y toma la dirección sur-este hasta el enlace intermedio entre el Arroyo de La Nava y el Arroyo del Cucadero donde toma dirección oeste hasta la unión con su afluente el río Ojailén, donde definitivamente toma sentido sur-este hasta su enlace con el río Montoro.

Río Ojailén

Otro afluente del rio Fresneda en la parte de su cabecera que reúne unas características algo especiales, pues recorre una zona minera donde abunda el carbón y las pizarras bituminosas y, además de ser zona minera, también se encuentran localizadas zonas volcánicas como la Mesa del Villar, el Alto de la Quintería o Laguna de Retamar. Se encuentra localizado su curso entre el Valle de Alcudia y el Campo de Calatrava, su longitud es de 53 kilómetros y pasa por los términos municipales de Villarrubia de San Carlos, El Villar, Puertollano, Retamar y Brazatortas. Transcurre en dirección oeste-este para, pasada Villanueva de San Carlos, dirigirse de norte a sur hasta su desembocadura.

Fotografías realizadas por Ángel Arias