“Andamayor” de Argamasilla de Calatrava visita Las tres Cruces de Hinojosas de Calatrava, desde la Dehesa Boyal de Puertollano

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Julio Criado

Tras unos días especialmente ventosos, fríos y hasta el día anterior lluviosos, poco era de esperar el día con que nos obsequió el sábado, 21 de enero, sin viento y temperaturas hasta cierto punto agradables, a pesar de lo avanzado del invierno. Para la ocasión el monitor del grupo de senderistas del Centro de Mayores de Argamasilla de Calatrava (Andamayor), Ángel Arias, preparó una andada desde la Dehesa Boyal de Puertollano hasta las Cruces de Hinojosas de Calatrava.

El grupo de senderistas rabaneros inician la marcha en las cercanías del antiguo bar de la Dehesa Boyal puertollanera, en un itinerario a través de diferentes sendas por la Sierra de Puertollano, los Pinos, la Francesa, Caretas, La Asturiana y el Pere para llegar al paraje conocido como las Cruces donde tuvo lugar el refrigerio, regresando de nuevo por el Pere, Manoleitor y la Senda de los Mineros hasta los Pinos.

Trayecto de algo más de once kilómetros, de gran belleza paisajística, aunque algunos estábamos más pendientes del suelo, debido a lo abrupto del mismo, que, a la belleza del entorno, que transcurría en muchas ocasiones por estrechos y serpenteantes senderos, con subidas de “pasos cortos” y en “fila de uno”. Senderos que, en las zonas de umbría de la sierra, los líquenes y los musgos cubren sus piedras y troncos ofreciendo imágenes de gran belleza a los senderistas, imágenes que se sumaban a las vistas que, desde los diferentes miradores, se podían disfrutar de Puertollano, incluso algo más al fondo de Argamasilla de Calatrava, así como la amplitud de la propia Dehesa Boyal, o las cicatrices que la minería ha dejado en el paisaje.

Paisaje que, al otro lado de la sierra, daba paso a las localidades de Cabezarrubias e Hinojosas, vislumbrándose en la lejanía Mestanza y su pantano, todo ello moteado de olivos y encinas, aunque en la ruta por la sierra lo que más abundaba era la jara, el enebro, chaparros, madroños o cantuesos entre la gran variedad vegetal de la zona. Así como las huellas, tanto de cazadores con multitud de vacíos cartuchos sembrados por doquier, como de los jabalíes al hocicar la tierra en busca de gusanos y raíces.

Un corto esfuerzo a través del “Purgatorio” y pisamos la cima de las tres Cruces con la población de Hinojosas de Calatrava a sus pies, como si del Gólgota se tratase, lugar místico y de culto para los lugareños, que en una oquedad al pie de la gran Cruz encalada depositan diferentes exvotos en busca del cumplimiento de promesas y oraciones.

Tras el descanso, el refrigerio, alguna que otra oración y el reparto por parte de Vicente, de galletas y una buena cantidad de almendras tostadas por el mismo, que hicieron las delicias de los compañeros, se inició el retorno por diferentes senderos, hasta la conocida y popular Senda de los Mineros, que en un pronunciado descenso llevó a los senderistas hasta el lugar donde se habían aparcado los vehículos. En esta ocasión la andada ha estado formada por Bauti, Cesa, Adela, Dolores, Primi, Gloria, Horten, Ramón, Luci, MariCarmen, Encarni, Vicente y Julio, comandada, como es habitual por Ángel Arias.

Fotografías realizadas por Ángel Arias

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