
José González Ortiz
¡Está claro que nuestro patrimonio cultural no se atiende correctamente! ¡Bien por desidia de los responsables! ¡Falta de presupuesto!… La combinación de ambas da un hachazo mortal a cuantas ruinas del pasado, sean castillos, edificios singulares, yacimientos arqueológicos o en este caso que traemos, un sencillo molino fluvial instalado en el rio Ojailen. El último de los molinos de los siete que hubo en dicho cauce fluvial en el siglo XVIII y que abastecían de harinas y piensos a Puertollano y su comarca. Por otro lado, daban ocupación a familias y contribuían a preservar espacios naturales hoy día también degradados.


Sirvan estas líneas para hacer un llamamiento de socorro para que el “Molino de Juan Palomo del Arroyo de la Higuera” (Pedanía de Puertollano), no sucumba a su ruina inminente. Ya era citado y descrito en el Catastro de Ensenada y mantuvo su actividad posiblemente hasta los años 70´s. Por suerte, no ocurre igual con los molinos de vientos que aún se mantienen en nuestra comunidad (Campo de Criptana…), dada su visibilidad y estética de nuestra idiosincrasia. Otros molinos fluviales igualmente instalados en los ríos Guadiana y Montoro siguen en la zaga del “Molino de Delio” como se llamaba recientemente al molino del rio Ojailen del que hacemos referencia. En una foto de 1983, aún conservaba su porte idílico, atractivo y pudiera ser la imagen de un lienzo al óleo de un pintor famoso. Hoy en la foto de hace unos días de Esmeralda Aguirre Rodríguez es una ruina, a la que ya le han dado orden tajante de derribo. ¡Qué pena!