El director del festival Valencia Negra, Jodri Llobregat, presenta su primera novela en Ciudad Real de la mano de la librería Serendipia
Pablo Saiz de Quevedo · Ciudad Real El Museo de la Merced ha abierto hoy una ventana a la cambiante y convulsa Barcelona de finales del siglo XIX con la presentación de ‘El secreto de Vesalio’, primera novela de Jordi Llobregat. El también director del festival Valencia Negra, cuya presencia en Ciudad Real viene apadrinada por la librería y editorial Serendipia, ha desgranado ante un nutrido auditorio los pormenores del ambiente que retrata en la obra y la inspiración de la misma.
Llobregat, quien cita entre sus influencias a autores tan diversos como Sir Arthur Conan Doyle, Eduardo Mendoza, Rosa Montero, Dennis Lehane o Hergé, describe ‘El secreto de Vesalio’ como “una novela de géneros mezclados” que “se podría definir más bien como un thriller”, y que busca tanto hacer participar a los lectores en la aventura que cuenta como educarle sobre “una época fascinante como es la Barcelona de finales del siglo XIX”. “Es una novela que pretende sobre todo que, cuando estés en el trabajo, pienses en cuándo vas a volver a casa para poder cogerla y seguir leyendo”, resume.
Esa presencia de la Barcelona decimonónica en la obra ha centrado buena parte de la presentación. Apoyado por algunas de las escasas fotos existentes de la época, Llobregat ha hablado de una Barcelona que empezaba a abrirse al gran mundo gracias a la Exposición Universal, que vivía pendiente de la prensa escrita y los tablones de avisos para saber lo que pasaba, cuya vida social giraba en torno en los cafés, y que empezaba a ver la incorporación de la mujer de clase media y alta al mundo laboral. Esa Barcelona, en la que la industrialización coincidía con un marcado interés por el espiritismo y lo sobrenatural, y en la que la caída de la noche llevaba a los ciudadanos de bien a refugiarse en sus casas por miedo a lo que acechara entre las sombras proyectadas por las farolas de gas, es en la que Llobregat enmarca una trama centrada en la figura de Andreas Vesalio, padre de la anatomía moderna.
El detonante de la historia es la aparición, a las pocos días del inicio de la Exposición Universal, de los cadáveres de varias muchachas desaparecidas, mutiladas de una manera que evoca una vieja maldición. Un profesor universitario, Daniel Amat, regresa a la ciudad tras una larga ausencia con motivo de la muerte de su padre, y se ve involucrado en los sucesos junto a un joven estudiante de Medicina, Pau Gilbert, y un periodista en busca de fama, Bernat Fleixa; los tres acaban persiguiendo un misterioso manuscrito anatómico que podría cambiar la historia de la medicina, y tras el que también va el asesino.
El contacto “fundamental” entre autor y lectores
Jordi Llobregat, quien confiesa escribir en casterllano pese a tener el catalán como lengua materna por contar con más soltura en su manejo literario, tardó entre año y medio y dos años en crear el libro, y lleva otro año presentándolo por diversos puntos de la geografía española; algo que es, a su juicio, “fundamental”, dado que le permite conocer las vivencias y sensaciones que han tenido leyendo la novela, y agradecerles a su vez todo lo que le aportan de esa manera. La respuesta del público ha sido “abrumadora”, dice Llobregat, quien también resalta su nivel de exigencia y su deseo de conocer más aventuras de esos personajes.
Pese a ello, Llobregat ha anunciado que en su siguiente novela, que está escribiendo en estos momentos, cambiará de ambientación y de personajes para evitar caer en la repetición. El éxito de ‘El secreto de Vesalio’, cuya traducción a hasta 18 idiomas está proyectada, ha provocado expectativa tanto entre sus lectores como entre los editores de un nuevo libro, algo que para el escritor es a la vez una “ilusión” y una “responsabilidad”.
Por ahora, lo que a Jordi Llobregat le ha quedado a su paso por Ciudad Real es la ilusión de ver a los ciudadrealeños hacer cola frente a él para que les dedicara una copia del libro, ya fuera adquirida en la mesa destinada a tal efecto en la sala o traída de su casa; y, quizás más adelante, la responsabilidad de volver de visita a Ciudad Real cuando publique su siguiente obra.