Oretania.es · Araceli Martínez, nació el 23 de febrero de 1918 en Brazatortas, y sus 100 años no le impiden decir que lo que mejor tiene es la cabeza. Por eso en la celebración de cumpleaños, junto a tres de los cuatro hijos que le quedan, sus hijos políticos, sus cinco nietos y sus dos bisnietos, “porque ella es la que mantiene la piña unida”, explica su hijo Pablo Bautista, saca a luz algunos de sus recuerdos, “todos antiguos”, como puntualiza ella.
Explica por ejemplo que alrededor de los 8 años su familia se trasladó a Puertollano, porque su padre era ferroviario, ciudad en la que nacieron el resto de sus hermanos, 5 más, de los que hoy solo vive uno, Felipe Martínez, minero primero en Peñarroya y después en Navarra, hoy con 90 años de edad.
También recuerda que le tocó vivir la Guerra Civil española, “todo lo bueno y malo que podía conllevar”, dice que al principio se la llevaron a Almadén con una tía suya, y que en la casa fueron conscientes de la situación cuando a través del balcón vieron pasar muchos hombres con camisas rojas, “le pregunté a mi tía quienes eran y no me supo responder, después nos enteramos que había estallado la guerra”, explica.
Unos meses después, regresó a Puertollano, y aquellos días los define como “muy malos, y con muchos tiros para arriba y para abajo”, -¿que llegaban los rojos? Corríamos en la casa, ¿que llegaban los nacionales? A correr también- indica Araceli.
De hecho, algunos de sus recuerdos de aquella época tienen que ver con su vida de costurera, ya que salvo una ocasión, en la que junto a otras mujeres fue llevada a recoger garbanzos –explica su hermano- siempre trabajó como modista, y llegó incluso a coser para la presidencia, junto a otras mujeres, cuando el General Franco visitó Puertollano.
La cumpleañera se casó con 25 años y tuvo 4 hijos, con su marido también minero de Repsol, el primero de ellos llegó cuando Araceli tenía 27 años “una época mala que fue a peor” lamenta ella, quien contribuyó a sacar a la familia adelante cosiendo y enseñando a otras jóvenes a coser, de hecho no se le ha olvidado que el bando nacional le encargó el vestido y el manto de la Virgen de la Candelaria, ni que fue la encargada de confeccionar las cortinas y las colchas de la Residencia Calvo Sotelo de Puertollano, recordando que lo único que le queda hoy “es la memoria”.
Sin embargo, su hijo Pablo cuenta que le quedan muchas cosas más, entre ellas la labor de seguir uniendo a la familia, y dice con orgullo “que se acuerda de todos los teléfonos, y cumpleaños, y llama a diario a mis tíos y primas, de hecho mi padre le decía que siempre estaba con el teléfono”. Ni siquiera la caída que sufrió la pasada Navidad le ha impedido seguir haciendo su vida, explica Pablo “pues tiene una naturaleza de las que ya no existen”.
Preguntado sobre cómo ve a su madre, él lo tiene claro, “una mujer que ha trabajado mucho, que nos mantuvo unidos bajo las faldas de una mesa con brasero y que ha sido una madre chapó, como mujer no se le ha puesto nada por montera, y como madre ha sido la cabeza de toda la familia”.
Brindamos por los 100 años de Araceli, felicidades.