Patricia Blanco · Alumnos del Colegio Salesianos de Puertollano, se convierten este curso en “vigilantes” de los malos hábitos de los conductores y peatones puertollaneros, a través del proyecto ideado por este policía local de Argamasilla de Calatrava, aprobado por la DGT.
Cruces fuera del paso de peatones, conductores que llevan el móvil en la mano o familias que cruzan con sus hijos con el semáforo en rojo, son situaciones más que cotidianas en cualquier calle de cualquier ciudad española, y que en el caso de Puertollano están siendo `vigiladas´ por una patrulla que no llega a la mayoría de edad.
El encargado de meterlos a defensores de comportamientos adecuados de Educación Vial, es el policía local de Argamasilla de Calatrava, Joaquín Castellanos, a través de un proyecto nacido a partir de un programa de la Dirección General de Tráfico (DGT), y que ahora está defendiendo ante grupos de niños de entre 6 y 12 años, y jóvenes de entre 12 y 16 años, todos alumnos del Colegio Salesianos de Puertollano, bien con dificultades de aprendizaje, o incluidos en el programa CACE de la comunidad educativa salesiana que promueve una educación alternativa en el tiempo libre, para jóvenes con dificultades en el ámbito personal, familiar o social.
La cuestión es que Castellanos, con una larga trayectoria profesional y personal en el mundo de la Educación Vial para personas mayores y niños, tuvo claro a quién dirigir esta actividad que defendiera valores de la vía pública como la solidaridad, la paz, la responsabilidad, la convivencia, la libertad, la información, la seguridad, la vida o la salud; y entre quién mejor que promoverlos que en los niños, “porque juegan un papel fundamental y son el mejor vehículo de transmisión para llegar a los padres, ya que a veces te influye más tu hijo llamándote la atención sobre la peligrosidad de tus comportamientos erróneos, que la propia autoridad. Que te lo diga un hijo te llega adentro y es cuando te das cuenta de las consecuencias graves que pueden provocar tus malas acciones”, explica el mismo.
Así las cosas, en octubre ha arrancado la primera de las actividades de formación, consistente en un recorrido urbano con los chicos y chicas, los monitores y el propio Joaquín, en el que éste último les daba la instrucción de visualizar y apuntar en un cuadernillo qué comportamientos erróneos detectaban en la vía pública tanto en peatones como en conductores, a la vez que el propio Castellanos apuntaba el comportamiento y la reacción de los participantes, para después en una especie de mesa redonda, poner todo lo apuntado en común.
Y las reacciones de sorpresa no tardaban en producirse, -dice el policía-, “en el poco tiempo que hemos estado en la calle, han observado que había padres con niños que se saltaban el semáforo en rojo, hasta siete hemos visto conduciendo sin cinturón de seguridad, una madre que no llevaba su hijo en la sillita de seguridad, conductores que van con el móvil, y peatones que cruzan la calzada utilizándolo, sin percatarse de la situación de riesgo que conlleva; son malas prácticas comunes en todos los sitios, y que por lo menos estos chicos y chicas se encargarán ahora de ir corrigiendo, y de trasladar el mensaje”.
Preguntado Castellanos sobre a qué se pueden deber, según su experiencia, este tipo de actuaciones cotidianas también en Puertollano, entiende que pueden venir del acelerado ritmo de vida, de las prisas “o porque queremos hacer las cosas cuanto antes, olvidando que normalmente no pasa nada, pero que cuando pasa la responsabilidad y las consecuencias son altas, pues un simple frenazo puede provocar lesiones importantes en los miembros de un menor, y da lo mismo que el trayecto fuera corto; igualmente el móvil es un elemento de distracción tremendo y sumado al vehículo en una población como ésta puede conllevar el disgusto de llevarte a alguien por delante en un paso de cebra, como ya de hecho ha ocurrido”, lamenta.
El resto de actividades en torno a este proyecto tendrán lugar una vez al mes, a lo largo de todo el curso escolar, entre ellas la que haciendo uso de gafas especiales de la DGT, los alumnos experimentarán lo que siente y ve una persona con un grado elevado de alcohol u otras sustancias, “para que ellos comprueben si son capaces de seguir un circuito con estos efectos de mareo, o no, aparte de otras actividades que son sorpresa y que están enfocadas a que los chavales sientan el poder que ejerce el grupo sobre ellos, y también jornadas con formación sobre normas de los peatones, o el uso del patín, la bicicleta o la moto”.