Dicen las crónicas que, ante el inminente hundimiento del Titanic, el capitán del barco ordenó que la orquesta no dejara de tocar. Desconocemos la partitura, pero estamos seguros de que la música sería un perfecto acompañamiento de los cantos de sirena en los que se viene convirtiendo cada intervención del Equipo de Gobierno cuando toca hablar de las cuentas del Ayuntamiento.
Una vez más, nuestra alcaldesa hace un alarde de triunfalismo al hablar de 12 millones de superávit. Nosotros vemos nuestras calles, la suciedad en cada rincón, los locales vacíos, la tristeza en la mirada de cada uno de los 7.000 parados de nuestra ciudad y nos cuesta creerlo. ¿Cómo puede ser que siga la fiesta si el barco está haciendo agua?
Entrando en materia de cuentas nos encontramos la primera sorpresa: Ese magnífico superávit que, cual lámpara de araña ilumina el salón de baile de la cubierta principal, no incluye la amortización de la parte de deuda correspondiente a 2015, a la que está obligado irremediablemente a responder el Ayuntamiento. A pesar de no estar considerado en el superávit el pago de esta deuda, nuestra alcaldesa sí que adelanta su reducción en las mismas declaraciones. Un hábil ejercicio de cambio de compás para contar un mismo dinero dos veces y conseguir, como diría el refrán manchego, “tener a la vez la abuela borracha y la tinaja llena”.
Es este maquillaje de cuentas que nos encontramos en repetidas ocasiones lo que intenta explicar que se pueda mantener la navegación a toda máquina tras haber chocado con el iceberg. Se ensalza la capacidad de haber reducido el gasto que da lugar a un remanente con el que se solucionarán los problemas y ¡Hasta se podrán realizar nuevas inversiones!
Lo que no se cuenta, con tal de no cambiar el rumbo, es que una buena parte de este remanente se ha construido artificialmente, mediante una serie de modificaciones de presupuesto que han aumentado partidas que se no iban a poder ser ejecutadas.
Tal vez el mensaje de la señora alcaldesa no sería tan triunfalista si se tuviera que contar a los ciudadanos que ese remanente se ha construido a partir de no ejecutarse 620.000 euros del crédito contemplado para el contrato de limpieza, 400.000 euros destinados al asfaltado de las calles, 100.000 euros destinados a la poda y el desbroce, así como los 80.000 de derribo de la antigua escuela de las cañas, entre otros muchos.
Tampoco sería motivo de celebración indicar que el principal destino de ese remanente va a ser pagar facturas en el cajón y obligaciones pendientes que se agolpan en el puente como los miembros del pasaje que esperan un bote salvavidas.
También deben saber nuestros vecinos que este remanente, sobrevenido con tan dudoso fundamento, va a ser insuficiente para que quepan todos pues, de repente, como polizones que viajaban sin billete, aparecen facturas en el cajón, juicios que se pierden y otras obligaciones de las que no se habla en las ruedas de prensa del equipo de gobierno.
¿Y qué pasa con el asfaltado de las calles, la poda y otros que se quedan a bordo? Pues muy sencillo, ahí estarán “en el cajón”, se ejecutarán o no, y quedará pendiente su pago a la espera del remanente del año que viene, repitiéndose la historia. De manera acorde a la época penitencial estaríamos hablando de desnudar a un santo para vestir a otro.
Nosotros, maquillajes aparte, consideramos que la única realidad es que el Ayuntamiento tan solo ha ingresado 650.000 euros más de los que ha gastado, y que hay otros 6 millones de supuestos ingresos que están en el aire, pendientes de cobro. Un pendiente de cobro sobre el que la antigua auditoría de cuentas ya levantó dudas, que nosotros mantenemos hasta que se realice la nueva auditoría aprobada por unanimidad, pero en cuya ejecución presentan tan nulo empeño los mismos que, por otro lado, ensalzan la excelente situación económica de nuestro Ayuntamiento.
Esa mínima diferencia entre ingresos y gastos es la única y pequeña alegría que podemos sacar de entre las cuentas de 2015, a pesar de tantas dificultades como están pasando por las arcas municipales y de otras que están por venir… Mientras tanto, la música de la orquesta del Titanic sigue sonando… A mucha honra.