“Asalto e incendio de la iglesia parroquial de Calzada de Calatrava”

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Julio Criado

En nuestro repaso por la fototeca de Oretania y su archivo fotohistórico, hemos extraído tres imágenes diferentes de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora Santa María del Valle, dos de ellas de las ruinas de lo que pasó a llamarse popularmente como “La Iglesia Quemada” y la otra es un dibujo con la reconstrucción de dicho edificio, encargado y pagado por el propio Mejia Godeo, al dibujante y escritor Miguel Ángel Márquez, posteriormente enmarcada fue donada a la iglesia de Calzada de Calatrava, actualmente se encuentra en la Sacristía. En cuanto a las fotos, una es de principio del siglo XX y está depositada en el Archivo Parroquial y la otra es del año 1922 cuando se iniciaron las obras de demolición total, de ambas desconocemos los autores, sin duda son importantes documentos gráficos para la historia de Calzada de Calatrava, que completamos con los datos que nos aporta el historiador Andrés Mejia Godeo.

Del libro de Andrés Mejia Godeo, “El Carlismo en Calzada de Calatrava”, editado por Ediciones C&G, hemos extraído un texto relacionado con el ‘Asalto e incendio de la iglesia parroquial de Calzada de Calatrava’, bajo la advocación de Nuestra Señora Santa María del Valle, que a continuación podrán leer íntegramente tal y como aparece en el libro, pero antes unas breves pinceladas sobre dicho templo parroquial, que empezó a construirse en los últimos años del reinado de los Reyes Católicos y terminado durante el gobierno en España del Cardenal Cisneros.

Una imagen de la Virgen del Valle, presidia el altar mayor del nuevo templo parroquial que tomó su propio nombre. Tanto la imagen de la Virgen como la propia iglesia estaban destinadas a desaparecer. En el año 1659 se produjo un incendio en el retablo mayor y las imágenes que allí había salieron muy mal paradas, entre ellas la de la Virgen del Valle.

Tras la reconstrucción de gran parte de su interior, tal como lienzos, retablos, ornamentos y de levantarse desde su base la torre de la iglesia, obra finalizada el 11 de noviembre de 1668, la imagen de Ntra. Sra. del Valle, después de las obras, pasó a un segundo plano en algún altar lateral, cediendo el puesto en el retablo mayor a Ntra. Sra. de la Asunción y poco a poco la devoción de los feligreses fue para las advocaciones de la Virgen del Remedio, Rosario y Asunción.

En la descripción de los pueblos ordenadas por el Cardenal Lorenzana, don Pedro Gaona de la Calle presbítero de Argamasilla de Calatrava, en sus respuestas con fecha 20 de abril de 1785, nos dice, sobre la parroquia calzadeña, que la imagen de “Ntra. Sra. del Valle, la cual, o por ser muy antigua, o por otro accidente, [incendio de 1659] estaba su rostro indecente y toda ella falta de barniz, cuyo estado reconocido por el visitador eclesiástico, le mandó a dicho cura enterrase o quitase de en medio aquella imagen porque no estaba en estado de darle culto, y que esto lo hiciese con recato por evitar el escándalo de la feligresía”.

La “desaparición” de la imagen terminaría incluso en litigio ante la Real Chancillería, pero eso ya es otra historia de la que nos ocuparemos en otra ocasión, pero los que estén interesados pueden encontrar ampliamente explicado por Miguel Fernando Gómez Vozmediano, en el libro “Historia de Argamasilla de Calatrava (I)”, donde aparece íntegramente su ponencia sobre ‘La Virgen del Socorro’, desarrollada en las ‘I Jornadas de Historia Local «Biblioteca Oretana», de Ediciones C&G.

La verdad es que de una manera u otra la imagen de Nuestra Señora Santa María del Valle, desapareció de la vida de los calzadeños, lo mismo que la propia parroquia lo haría a partir del 26 de febrero de 1838, llamada popularmente desde entonces como “La Iglesia Quemada” y cuyas ruinas se pudieron ver a la entrada de la localidad hasta que fue totalmente demolida entre los años 1921 y 1922.

Andrés Mejia Godeo, nos detalla bastante bien en su libro “El Carlismo en Calzada de Calatrava”, el “Asalto e incendio de la iglesia parroquial de Calzada de Calatrava

“El día 25 de febrero de 1838, hacia las dos y media de la tarde, el vigía de la torre de la iglesia, divisó la llegada de las tropas del general carlista Basilio Antonio García, por el camino de Viso del Marqués. El destacamento de milicianos nacionales, junto con algunos vecinos simpatizantes de la causa liberal, parte de sus familiares y algunos rehenes simpatizantes del carlismo, tomados por los liberales, se refugian dentro del templo, convirtiendo en fuerte el edificio de la iglesia parroquial. Tras una pequeña tregua entre los dos bandos, llegó a su villa natal el cabecilla carlista Antonio García de la Parra y González-Pastrana, alias Orejita, con su partida de seguidores, incorporándose a las fuerzas del general Basilio. Durante la madrugada del fatídico lunes 26 de febrero de 1838, hubo intercambio de mensajes y condiciones entre los dos bandos, el clero y varios vecinos calzadeños, trataron de evitar los hechos que por desgracia se iban a producir en la mañana siguiente. Entre el clero local, se encontraba el presbítero Ramón García de la Parra, hermano de “Orejita”. En la mañana del día 26, los refugiados en el fuerte iglesia, desestiman la rendición incondicional solicitada por las fuerzas carlistas, iniciándose un intercambio de fuego de fusil entre los dos bandos. Los carlistas apoyados por el fuego de artillería de un pequeño cañón se apoderan de las puertas de la iglesia, introduciendo maderas y prendiendo fuego a la iglesia, rápidamente el incendio y el humo se extiende por todo el cuerpo del templo, llegando a las bóvedas, ventanas y claraboyas (donde estaban parapetados los tiradores nacionales), quemándose puertas, sacristía, cancelas, retablos y altares, excepto las imágenes que habían sido retiradas del templo. La torre se convierte en una chimenea, alimentada por las maderas del coro, el órgano y el cuarto trastero enmaderado con los enseres de la iglesia, que estaban situados en la base de la escalera de acceso al campanario. Los refugiados tañen sus campanas, solicitando el auxilio y la clemencia de las fuerzas carlistas, ante el devastador incendio y el humo que se apoderó de todo el edificio. Algunos de los milicianos se arrojan por las ventanas y claraboyas del cuerpo de la iglesia y de la torre. Siendo rematados bajo el fuego de los fusiles y las bayonetas de los carlistas, que los esperaban en el exterior del templo. Por último, las maderas del atirantado que sujetaban las bóvedas del cuerpo de la iglesia, ceden por el infernal incendio, desplomándose y sepultando a todos los que se encontraban en su interior. El capitel de la torre cae también destruido por el fuego”.

Andrés Mejia nos dice que “hasta ahora, solo había podido recoger a través de fuentes indirectas una lista muy incompleta de los fallecidos en el asalto e incendio de la iglesia parroquial de Calzada. Pero en esta nueva búsqueda he localizado una fuente con la lista de fallecidos más completa que se pueda conseguir, teniendo en cuenta la falta de los folios del libro de difuntos del archivo parroquial, correspondientes a los años 1837 y 1838; y como suele ocurrir en estos casos, dicha lista queda recogida en una fuente con fecha muy posterior al desarrollo de los hechos”.

También Mejia Godeo, ha añadido, en los casos que se ha podido, el segundo apellido, y algunos de los nombres de las esposas y de los hijos, ya que en la fuente original no vienen reflejados y que los lectores pueden ver en su libro.

La suma total de fallecidos en esta página negra de la historia de Calzada de Calatrava, fue de 173 personas, de las cuales 26 fueron mujeres y 34 niños, algunos de ellos recién nacidos. Durante el resto del siglo XIX y principios del siglo XX, se celebraba una misa cada año el 26 de febrero, en memoria de los fallecidos en el incendio de la iglesia parroquial Santa María del Valle.