Tras “Cauce de la desolación”, Miguel Galanes, ultima su nueva novela “Alegra Aura” que verá la luz en este próximo otoño

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Si en “Cauce de la desolación”, primer título del ‘Ciclo  Iluminado de Néminis’, dentro de ‘El territorio de Lemiday’, se indaga y se profundiza en el progresivo deterioro del medioambiente: “Ni los ojos de Iluminado de Néminis, ni los de todos los de su generación volverían a ver aquellos campos de entonces, los molinos harineros, ni las riberas aquellas, donde su adolescencia se fue escurriendo entre la ciénaga y la ova”, en Alegra Aura se pone de manifiesto el comportamiento de ciertos personajes obsesionados por la búsqueda de su identidad y de sus orígenes.

Miguel Galanes (Daimiel, 1951) ha escrito más de veinte libros, entre poesía, ensayos y novelas, y, además, ha intervenido en multitud de congresos, conferencias y homenajes. Afincado en Madrid, regresa a la provincia ciudadrealeña para reunirse con su editorial, Ediciones C&G, y ultimar detalles del lanzamiento de su nueva novela “Alegra Aura”. El conocido poeta y escritor suele pasar largas temporadas en Damiel, donde tiene casa, aunque “literariamente siempre estoy en La Mancha, mis trabajos suelen girar en torno a nuestra tierra, especialmente mis dos novelas “Cauce de la desolación” y ahora “Alegra Aura”, que verá la luz este próximo otoño.”

Cauce de la desolación

Como nos dice el crítico literario, Alfonso González Calero: “El libro es una ambiciosa construcción en torno a la degradación ambiental, social y humana de unas tierras que el autor conoce muy bien pues son las de su infancia y juventud, las que rodean las Tablas de Daimiel y las enormes transformaciones sociales que han sufrido en los últimos 60 años como consecuencia de la sobreexplotación hídrica y los cambios en el uso de la tierra”.

Cabe decir que la historia de la sobreexplotación de los acuíferos del Alto Guadiana viene de muy lejos. Arranca en la Ley franquista de 1956 de Saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos en los márgenes de los ríos Guadiana, Cigüela, Záncara y afluentes. Se canalizaron y rectificaron cauces para desecar miles de hectáreas inundadas y hacerlas terrenos de cultivo.

La apuesta por el regadío, primero el maíz y la remolacha y después la reconversión del viñedo, provocaron una carrera de perforaciones que modificaron el sistema natural, en el que las aguas subterráneas de ocho masas vertían en las centrales hasta colmatarlas y brotar en la superficie a borbotones en los llamados Ojos del Guadiana. Bastó una década de perforación para secarlos.

En “Cauce de la desolación”, la Naturaleza tiene un papel muy importante a lo largo de todo el relato (sequías, tormentas, vendavales, fríos y calores extremos, etc.) pero el autor es consciente de que el verdadero daño lo causan los seres humanos con sus actuaciones o con su pasividad. Y así nos habla de los diversos agentes sociales que habitan en la zona: grandes propietarios, muy favorecidos por una política basada en las subvenciones; pequeños labradores con poca tierra, en una situación muy diferente a los anteriores, y ganaderos, que son probablemente quienes más han sufrido los cambios sociales de las décadas narradas y quienes mayor presencia tienen en el libro.

La obra se vertebra en dos partes claramente diferenciadas, marcadas por el momento en que el protagonista abandona definitivamente la forma de vida de sus antepasados, para buscar en empleo en la ciudad como espacio para un nuevo estilo de vida y como consecuencia, el desarraigo.

Alegra Aura

En “Alegra Aura”, Miguel Galanes, pone de manifiesto el comportamiento de ciertos personajes obsesionados por la búsqueda de su identidad y de sus orígenes. En semejantes circunstancias cualquiera podría considerarse una víctima más.

En este segundo título, Alegra Aura, Alegra va a remover su biografía y con su biografía a todos los demás. A Josune, tras las huellas de Iluminado, Alegra le dará pie para ver en ella lo que se ha propuesto poner en claro: un prototipo femenino de nueva época.

Miguel Galanes

(Miguel Jiménez de los Galanes y de la Flor) nació el 5 de enero de 1951 en Daimiel, en la comarca de La Mancha, (Ciudad Real). Profesor de Lengua y de Literatura. Su primer libro de poemas, Inconexiones, apareció en 1979, después publicaría Urgencias sin nombre (1981) y Condición de una música inestable (1984) con el que se cierra su primera trilogía, La vida errante. La segunda trilogía, La vida inútil, está compuesta por La demencia consciente (1987), Los restos de la juerga (1991) y Trago largo (1994). La tercera trilogía, La vida de nadie, la forman los títulos Añil, publicado en una primera y segunda edición en 1997, La vida por dentro (2007) y El viento me hizo (2010). Con Divino Carnaval. El canto de Deucalión en una primera (2011) y segunda edición, corregida y aumentada (2016), donde mediante una alucinada visión desde el Castillo de Calatrava la Nueva, da comienzo a la quinta, La vida, ante todo, aún sin concluir. En el 2016 con estos tres nuevos poemarios, Secreta aventura, New York Stress y Luces y Sombras de ciudad: Madrid, publicados en un solo volumen, aparece la quinta trilogía, La vida a contratiempo.

En 2017 aparece la primera la primera edición y en el 2018 la segunda edición de su novela, Cauce de la desolación.

A su labor de crítico se deben títulos ya publicados como ensayos teóricos, Ética y estética en la joven poesía española: El Culturalismo y El Sensismo (1982), En el final de la poesía moderna: Lo caótico y el interés por la propia personalidad (1983), El imperio de la diversidad: Culturalismo, Sensismo y otros… (1989), El Sensismo: Los estertores de un siglo en su final (1990), El tiempo de los profanadores (1992), El arte de la profanación. Elogio de la individualidad (2003) y el Arte de la Ilusión. Elogio de la dignidad (2008) y Arte de Fortuna. Elogio de la Elegancia (2020).

Galanes fue fundador, entre otras cosas, de la tertulia “El Bolito”, y de una manera u otra, en el Madrid de los setenta se convirtió en motor de los poetas manchegos de la capital. También en aquellos años, en el Café Gijón, junto con Vicente Presa y Fernando Beltrán creó el movimiento poético denominado “sensismo”.