Imás Tv y el Grupo Oretania organizan el recital “Poetas para la paz”, coordinado por Luis Díaz-Cacho y la participación de poetas de la región

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El Grupo Oretania e Imás Tv, han unido esfuerzos para ofrecer el recital “Poetas para la paz”, grabado en los estudios centrales de Imás Tv, será emitido en breves días. Coordinado por el poeta Luis Díaz-Cacho, en “Poetas para la paz” participan más de una veintena de poetas de la región, especialmente de la provincia de Ciudad Real: Aarón Guardia Pérez, Alfredo Jesús Sánchez Rodríguez, Almudena María Puebla, Antonia Piqueras Jiménez, Aurora Rey Aragón, Elisa Toledo, Elisabeth Porrero Vozmediano, Eusebio Loro, Isabel Villalta Villalta, Javier Márquez, Juan José Guardia Polaino, Luis Díaz-Cacho Campillo, Luis Romero de Ávila Prieto, Manuel Muñoz Moreno (recita Begoña Mansilla), María José Redondo Sánchez-Migallón (Mayu), Nieves Fernández, Presentación Pérez González, Ramón Aguirre, Teresa Sánchez Laguna, Vicente Ballesteros Moraleda y Víctor Manuel Gutiérrez Caballero.

En unos momentos de convulsión mundial donde los conflictos armados son la tónica diaria, algunos de ellos de feroz actualidad, Goliat contra David, en un oriente medio donde se masacra a todo ser viviente sin muchas posibilidades de huida, en una especie de trágico tiro al pato en un estanque cada vez más reducido y donde no son respetados ni los niños más pequeños. En pleno corazón de Europa, donde también la población civil es el enemigo a derribar con sofisticadas armas que matan a distancia y no tienen ningún pudor en masacrar maternidades, guerra en su tercer año y sin visos de finalización. Sin contar con otras casi olvidadas, como la de Sudán, en el continente africano, conflictos irresueltos en Asia o Centro América, continuas provocaciones en el Mar de China a Taiwán o las de Corea del Norte a Japón.

Dejemos el resto del mundo y miremos un poco para casa, veremos que, como dice Luis Díaz-Cacho, “de un tiempo a esta parte la sociedad española anda algo soliviantada, demasiado crispada, falta de un espíritu de convivencia que necesitamos cada día con urgencia”, para ello, con el esfuerzo de Imás Tv y el Grupo Oretania, se han unido más de una veintena de poetas para poner el grito en la Paz y con el verso en la garganta ahuyentar los “rumores de guerra” que atormentan a las personas de buena voluntad.

De este modo Aarón Guardia, en sus “Banderas de Paz”, “anuncia la luz de las campanas / en una ciudad de muertos”. Mientras Almudena María Puebla, nos recuerda con su “Villancico”, que “Lejos en la distancia / las bombas siguen cayendo, / los hombres se siguen matando / y los ruidos incesantes / dejan un rastro de miedo”. Por eso Aurora Rey Aragón, se pregunta “—¿Quién escondió la paz? —“, para pedir, “Quiero tapar mis oídos. / Quiero apretar muy fuerte / la mano de papá y mamá. / Quiero escuchar su voz. / Que me digan / ¡duerme mi niño, / duerme esta noche en paz! / Que es solo un mal sueño. / Solo un sueño. Nada es verdad.

De esos niños más desfavorecidos se acuerda Elisabeth Porrero, en su “Balón de papel”, cuando nos recuerda que “Solo les dejan a ellos / sus sueños hechos de tierra, / de papel, plástico o ramas / y éstos pueden realizarlos. // Si les permiten crecer / quizás paguen con su vida / seguir cumpliendo otros nuevos”. Y Elisa Toledo, nos hace una pregunta difícil de contestar, “Si la guerra no sirve para nada / Solo avasalla las almas / Sacrifica inocentes / Destruye la libertad / ¿Por qué se empeñan en la guerra?”.

Vicente Ballesteros, con su positivismo considera que “Es tiempo de apostar por la cordura, / abogar por la paz en este mundo, / no vaya a perecer en un segundo / a manos del terror y la impostura”. Manuel Muñoz Moreno, a través de Begoña Mansilla, se atreve a contradecirle “¿Quién se atreve en estos días a hablar de cordura? / cuando se desgarra la Tierra, / se desgarran los hombres / mostrándonos los jirones de repente / como insolencias interminables / ¿Quién tiene el punto que debe dar equilibrio / a esta noche desmesurada?

A lo que Juan José Guardia Polaino, reclama atención para las madres, pide, exige, “Dejadlas que griten por sus labios heridos. / Dejadlas que bailen su dolor de madres / por sus hijos muertos. / Dejadlas, es la guerra quien les pone lágrimas / frente al estertor de la sangre turbia / que reina los exilios / Dejadlas, porque en ellas / vive la angustia de lo profundo”. A Ramón Aguirre, le duele el “Terror agónico y niebla gris / que atraviesa ventanas y acedías, / cuerpos, mentes y palabras.”

Desaliento, zozobra, pena, los sentimientos desvelan a Víctor Manuel Gutiérrez, “Hoy me desperté / Con la paz desvanecida entre las manos / Escuchando esos gritos que jamás se callan, / Entre senderos de lágrimas / recubiertos de impotencia acumulada.” Porque “Hay un hambre de paz / que es alimentado por la guerra”, en la que María José Redondo (Mayu), ha intentado poner color sin conseguirlo. “Mi madre me quería de rosa / y mi padre me vestía de azul. / Después, me hicieron mayor, / el amor y el desamor se conocieron / y la guerra se alimentaba de la paz. / Así, fue como mi vida, dejó de tener color”.

Isabel Villalta nos da un poco de esperanza cuando asegura que “Lo cierto es que también hay seres serios / que rigen el instinto de pensantes / y cruzan el milagro de la vida / y la azul hermosura de la tierra / venciéndose al amor, prodigando su dicha / aquí en la tierra, / la tierra que nos muestra el Arco Iris / y desde donde vemos las estrellas”. Esperanza que Nieves Fernández, refuerza con su pequeño príncipe, “El príncipe no quiere mirar al cielo / y ver los aviones que van a pelear. / Quiere que las palomas vuelen sin miedo / y lleven en sus patas mensajes de paz. / No quiere dinamita en las escuelas / sino libros con vida para estudiar”.

Luis Romero de Ávila, clama con una “Oración por la paz”, en la que “Soy / partidario de amar, por eso voy / a cara descubierta por el mundo, / asciendo y bajo al sitio más profundo / y libre hasta el final contigo estoy”. Y en esa constante de súplicas, también a lo divino, Teresa Sánchez Laguna, lanza al cielo su ruego “Te suplico, Madre de la Paz, / que tu gracia sea rocío / de solidaridad sobre el mundo. / Danos hoy tu paz / que es fruto de verdad y de justicia”. Del ruego al deseo hay un paso y Eusebio Loro, lo da con el suyo “Ojalá dejen de matar, / ojalá la guerra pare por última vez / que los ríos corran sin sangre / y puedan respirar las flores. / Por qué que no hay clavel ni rosa / que se salve de la tristeza, / ni abrazo que la calme”.

A Presentación Pérez, le toca pedir “Que las voces no callen / ante tanta injusticia, / ante tanto desorden, / ante tanto dolor.” Antonia Piqueras, se le une y nos pide que hablemos, “Habla. / Que tus palabras se rebelen / ante el miedo, la injusticia, / la violación de derechos, el terror / ante cualquier violencia”. Javier Márquez, también pide la palabra “Desperté de súbito / y pedí la palabra, / alcé la voz / para exigir lo imposible, / abrí mi ventana / y pedí la palabra”.

Alfredo Jesús Sánchez, se une a todos ellos y reclama “Dejad que mi alma grite / y pida y suplique y cante: / ¡¡ Solo necesitamos LA PAZ !!”. A lo que Luis Díaz-Cacho afirma que “Nos debemos la paz con la esperanza / de que brille de nuevo el sol de día, / nos debemos la paz de la utopía / que convierte en amor la cruel venganza”.

Veintiuna gargantas que sangran juntas en “Poetas para la paz” para reclamar, pedir, rogar, orar, exigir, suplicar, implorar, demandar y si hace falta mendigar por un coscurro de paz. Nos debemos la paz, una paz duradera, una paz para todas y todos, más allá de creencias, de sexos y de razas. Una paz que alcance al mundo entero. Una paz dentro y fuera de casa, un adiós definitivo a la violencia, a toda la violencia, venga de donde venga.